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jueves, abril 24, 2025
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Lago Puelo

Fue a enterrar a su madre y encontró el cementerio cerrado con candado

Tras esperar más de una hora, la familia tuvo que ingresar por un complejo pasadizo improvisado para poder dar sepultura a la mujer

La semana pasada, a los 82 años falleció la odontóloga Maruca Sazanovich. Según graficó su hijo Alejandro Rechene, cuando el cortejo llegó a la necrópolis local de Lago Puelo (a pesar de haber avisado el día antes al encargado), el portón principal estaba clausurado y, luego de esperar una hora, tuvieron que ingresar por un complejo pasadizo improvisado para poder dar sepultura a la mujer.

Según informó Jornada, desde la década de 1960, María Sazanovich fue la única dentista en el noroeste chubutense. En su eterno Torino verde, viajaba desde Lago Puelo hasta El Hoyo y el internado de Epuyén para atender a sus pacientes, donde no faltaban las anécdotas por la extracción de una muela en la silla de una cocina, los caminos de ripio o los arroyos crecidos que impedían llegar.

“Jamás hizo paro –agregó-, porque a su criterio el juramento hipocrático estaba por encima de todo lo demás, brindó su vida a esta Comarca Andina desde donde, con el alma en paz y su cuerpo cansado, partió a su nueva vida el último 30 de septiembre”, manifestó su hijo.

No obstante, “este último viaje se escapa de la realidad: el cementerio de Lago Puelo, además de estar abandonado, tiene horario de atención de lunes a viernes, de 8 a 14, como si fuera una oficina. Quizás haya alguna explicación lógica por parte del municipio o de los empleados pero lo cierto es que llegamos un jueves a las 10, donde teóricamente tendría que estar abierto, más habiendo hablado el día anterior con la persona encargada”.

Nos encontramos con los portones cerrados con candado. Decidimos esperar y como no apareció nadie, ante la incertidumbre, envié un mensaje al grupo de whatsapp del COEM (que también integro por ser miembro de la Cámara de Comercio), y que incluye a todas las autoridades municipales, además de los concejales y varios de los funcionarios del Poder Ejecutivo, entendiendo que alguno debe tener resorte sobre este sector”, amplió.

Rechene explicó que “tuvimos que entrar por un pasadizo peatonal, con un recoveco por donde no puede pasar una pasar una persona con dificultades para caminar (como ocurrió con una tía de 86 años), y poder llegar hasta la otra punta del cementerio, donde estaba el lugar asignado para el entierro”.

“Recién cuando nos estábamos retirando, apareció un empleado a abrir el portón”, señaló. Horas después “el encargado me llamó para explicarme que estaba en Bariloche por razones de salud y que no había suplente ni nada parecido”.

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