El acusado habría realizado más de 30 llamadas falsas, generando cancelaciones, demoras y un importante despliegue de seguridad en los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque.
En La Falda, provincia de Córdoba, un joven de 20 años fue detenido luego de ser acusado de realizar una serie de llamadas intimidatorias que generaron un importante despliegue policial y caos en el transporte aéreo.
El “llamador serial” realizó, según la investigación, al menos 35 denuncias falsas a los servicios de emergencia, incluyendo tres amenazas de bomba simultáneas a vuelos de Aerolíneas Argentinas y Flybondi a fines de julio.
Las falsas alarmas, que se extendieron desde el 26 de junio hasta el 22 de julio, no solo se limitaron a los aeropuertos: el joven, de identidad no revelada, también se comunicaba con el 911 solicitando ayuda con información falsa, o incluso simulando detonaciones y tiroteos para movilizar recursos policiales.
Su accionar se caracterizaba por la diversidad: en algunas llamadas distorsionaba su voz y en otras intentaba imitar acentos extranjeros para hacer más creíble su relato.
Las últimas amenazas de bomba
El caso que impulsó la investigación y posterior detención ocurrió el 23 de julio, cuando el acusado realizó tres amenazas de bomba que afectaron vuelos de alta concurrencia. Una de las llamadas estaba dirigida al vuelo 1411 de Aerolíneas Argentinas, que había despegado de Mendoza y tenía como destino Ezeiza.
Otra amenaza afectó al vuelo AR1370, que también partía de Ezeiza con destino a Cancún. Finalmente, la tercera llamada de alerta fue contra el vuelo 5162 de Flybondi, que debía despegar de Aeroparque con destino a Salta.
A raíz de estas falsas denuncias, el personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) debió movilizarse y realizar las inspecciones correspondientes, lo que provocó que los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque sufrieran demoras, y que los vuelos en cuestión tuvieran que ser cancelados o postergados hasta que se confirmó que no existía ningún peligro.
El detenido, que fue encontrado en su casa, no era un improvisado, dado que para realizar las llamadas contrató un servicio de telefonía IP mediante un correo falso. Además, pagó con una billetera electrónica y enmascaró su localización mediante una VPN, por lo que fue imposible fijar una locación mediante el uso de antenas de telefonía.
El joven quedó imputado por “intimidación pública” y fue puesto a disposición de la Justicia.