Una mujer de 34 años fue atacada por un pitbull mientras corría en la Reserva Costera de Río Gallegos y sufrió graves heridas en un brazo. El animal se habría escapado del control de su instructor.
Una mujer de Río Gallegos sufrió heridas graves tras ser atacada por un perro pitbull mientras entrenaba corriendo en la Reserva Costera de la capital santacruceña. El ataque le provocó heridas profundas y la fractura de uno de sus brazos, por lo que tuvo que ser operada de urgencia e iniciar un proceso de rehabilitación.
El hecho ocurrió el domingo, cuando el perro se escapó del cuidado de una persona que lo estaba adiestrando y atacó a la mujer, identificada como Viviana Velázquez, mientras pasaba corriendo por la zona. La víctima fue trasladada de inmediato al Hospital Regional Río Gallegos, donde recibió atención médica.
La situación se dio a conocer a través de una publicación en redes sociales realizada por el esposo de la mujer agredida, Héctor Vargas.
“Una atleta que, como es habitual, salió a entrenar en la Reserva Costera, fue atacada por un perro pitbull que escapó de su cuidador. Esta irresponsabilidad le provocó terribles daños en el brazo derecho, incluida una fractura”, escribió Vargas.
Además, denunció que el animal había sido entregado por la perrera municipal a esa persona para su entrenamiento.
“Lo más triste es que la perrera de Río Gallegos entregó al animal a esta persona para adiestrarlo”, afirmó.
Vargas también advirtió a la comunidad sobre los riesgos en espacios públicos. “Tengan cuidado y no confíen en que un lugar protegido garantiza seguridad. Hoy mi familia tiene que enfrentarse a una operación y a una larga rehabilitación por la irresponsabilidad de otras personas”, expresó.
En principio, la responsabilidad civil del hecho recaería sobre la persona que estaba entrenando al perro, haya sido o no su dueño, e incluso podría alcanzar a la perrera de Río Gallegos si se confirma el relato.
El Código Civil y Comercial de la Nación establece en su artículo 1753: “El dueño o guardián de un animal es responsable por los daños que cause, aunque el animal se hubiera escapado o extraviado, salvo que pruebe que medió la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder”.