La historia de Gabriel y Tobby comenzó hace cinco años, pero el momento que realmente marcó su vínculo ocurrió hace aproximadamente tres años en Colombia.
Mientras Gabriel viajaba por rutas rurales hacia Punta Gallina, el punto más extremo al oeste de Sudamérica, se topó con una escena desgarradora: dos personas en una moto iban arrastrando un bulto atado con lo que parecía ser un alambre. Como el sol daba de frente, creyó que se les había caído un bolso.
Al acercarse comprobó que se trataba de un perro amarrado del cuello con una cadena. “Les pedí que paren y al principio me miraban con expresión de no entender, hasta que les crucé la moto y frenaron. Me dijeron que no se habían dado cuenta, que ‘el marica venía caminando’”, contó todavía indignado a Diario Norte.
La moto iba a 60 kilómetros por hora. Para sobrepasarlos, Gabriel tuvo que acelerar a 80 km por hora. El perro estaba visiblemente lastimado, especialmente en las patas traseras que sangraban.
“Me lo robé”, dice Gabriel con una mezcla de indignación y satisfacción, sabiendo que si no hubiera intervenido, Tobby habría enfrentado un destino fat
Desde entonces, Gabriel y Tobby se convirtieron en un dúo inseparable. Gabriel adaptó un compartimiento en su moto para que Tobby viaje cómodo y seguro. “Él es mi hijo”, expresó Gabriel, quien compartió su conmovedora historia y sus aventuras en Instagram, donde ganó una legión de seguidores que admiran su valentía y amor por los animales.
Con su historia de rescate y su vida de aventuras, Gabriel y Tobby continúan inspirando a muchos a lo largo de su viaje, y su próxima parada es Ushuaia.