Serán sancionados con hasta 6 días de trabajo comunitario, multas y arresto de 3 días. Así como también clausura de comercios hasta noventa días
El Ministerio Público Fiscal de Chubut señala varios aspectos relacionados con la utilización de la pirotecnia, teniendo en cuenta que la venta o exhibición al público está totalmente prohibida en calles, plazas y mercados, al igual que su compra y almacenaje y advierte que tanto comprador y vendedor son partícipes de un delito o infracción. Para estos casos, hay sanciones pecuniarias y penales, previstas en el artículo 164 del código de convivencia ciudadana del Chubut.
La norma indica que serán sancionados con hasta seis días de trabajo comunitario y/o multa o arresto de hasta tres días, decomiso y, en su caso, clausura de hasta noventa días, a quienes en todo el territorio de la provincia ejerzan la tenencia, guarda, acopio, depósito, venta o cualquier otra modalidad de comercialización mayorista o minorista, y el uso particular o privado de elementos de pirotecnia y cohetería. Asimismo, se cuenta con legislación municipal al respecto.
Por otro lado, se recalca que el uso de la pirotecnia genera daño en la salud, el ambiente y las mascotas. Según estimaciones, inclusive la de tipo deflagrante o que solo emite luz, incrementa en un treinta por ciento el riesgo de incendios, sobre todo cuando estos artefactos se utilizan sin precaución y en espacios cerrados, donde hay materiales inflamables.
Los juegos pirotécnicos y fuegos artificiales están hechos con compuestos tóxicos y liberan gases contaminantes como el monóxido de carbono, que daña la atmósfera y que demora entre dos y tres días en disiparse. Además, generan partículas que afectan la calidad del aire local. Los niños con condición del espectro autista tienen una hipersensibilidad a los sonidos en general, perciben los ruidos de manera aumentada. Por ello, los estruendos provocados por los pirotécnicos les generan un alto nivel de ansiedad, estrés, tensión y episodios de crisis.
También afectan a las mascotas ya que provocan nerviosismo, estrés, desorientación y lesiones en animales domésticos y silvestres, generando su huida. Además, los hace pasibles a sufrir daño auditivo, temblores, aturdimiento y miedo.