Tenía 69 años y vivía en Ushuaia. A los 27 era comando anfibio de la Marina e inició la recuperación de las islas a bordo de un pequeño kayak.
Carlos Eduardo Cequeira, primer argentino en poner un pie en la Islas Malvinas en la operación de recuperación de las islas en abril de 1982, falleció el sábado en Ushuaia, capital de Tierra del Fuego, a los 69 años, tras una larga enfermedad.
“El Negro”, como lo llamaban cariñosamente sus familiares, amigos y camaradas, fue uno de los comandos anfibios que participaron en el histórico operativo Rosario.
En ese entonces, era Cabo Principal y fue el primer soldado argentino en desembarcar durante la noche del 1° de abril, junto a el Teniente de Corbeta Bernardo Schweizer, a bordo de un kayak desarmable que hoy es un símbolo histórico.
Su jefe directo y amigo lo había elegido para armar su equipo y lo llevó con él en la difícil maniobra de avanzada para asegurar la playa antes del desembarco del resto de los hombres, porque confiaba en su capacidad -había sido profesor suyo cuando decidió formarse como comando- y también en su porte: solía decir, medio en serio y medio en broma, que los 2 metros de altura de su camarada eran un escudo para las balas.
Cequeira y Schweizer integraban la Agrupación de Comandos Anfibios y llegaron en botes motorizados entre 94 hombres del grupo “Cachiyuyo”. Se habían embarcado tres días antes en Puerto Belgrano, Bahia Blanca, con muy poca información sobre el operativo: sabían que irían a tomar una casa de gobierno y una sede militar, pero no tenían idea de dónde.
Lo cierto es que se trataba del cuartel general de los Royal Marines y la Casa del Gobernador británico en las Islas Malvinas. Nada menos.
Tenían, además, una orden compleja: debían cumplir la difícil misión sin matar a un solo enemigo. La idea del gobierno militar argentino era forzar negociaciones con Gran Bretaña, convencido de que la corona no enviaría a su poderosa armada a recuperar el territorio, en un error de cálculos casi infantil.
El operativo Rosario
Después de atravesar una intensa tormenta en alta mar, y ya a distancia apropiada de las islas, se subieron a gomones motorizados y al acercarse a la costa, el jefe y “El Negro” fueron los encargados de subir al kayak y remar a través de la rompiente para hacer pie en territorio argentino.
En el trayecto, Schweizer vio con un infrarrojo indicios de presencia enemiga, así que sobre la marcha decidieron mudar el punto de llegada unos 500 metros al norte, donde finalmente bajaron. Cumplieron el objetivo de asegurar el lugar y poco después, sus compañeros establecían la cabecera de playa con la que, en la mañana siguiente, lograrían la rendición de los británicos e izarían la bandera argentina en Puerto Argentino.
Después de la misión, Cequeira y sus compañeros volvieron al continente con el dolor de haber perdido al Capitán Pedro Giachino. Jamás volvió a las islas. Ni durante el conflicto ni después: se negaba a tener que presentar el pasaporte para que se lo sellaran en las islas que eran territorio patrio.
El kayak de su misión lo tuvieron un tiempo entre él y Schweizer, hasta que convinieron que no les pertenecía a ellos, sino al país, y lo donaron al Museo de la Infantería de Marina.
Reencuentro con el kayak en Tierra del Fuego
En 2005, el histórico kayak pasó por el Museo Municipal Virginia Choquintel de Río Grande, y Cequeira, emocionado, se reencontró con él. En esa ocasión, confió que la “herida” reparada que tiene en un costado el pequeño bote, la provocó él.
“Cuando bajamos, corté el traje de agua que llevaba con mi cuchillo para agilizar el movimiento, y cuando quise clavarlo en la arena, en realidad lo clavé en el kayac”, confesó en aquel momento el primer soldado argentino en desembarcar en las Malvinas después de 150 años, en una proeza que pasó a la historia. Cuando la protagonizó, tenía apenas 27 años, y estaba casado pero sin hijos.