Tras la misa en la Plaza de San Pedro, su féretro fue llevado a la Basílica de Santa María la Mayor para su sepultura, como él mismo había dispuesto.

Este sábado, Roma fue testigo de un evento sin precedentes: el funeral del Papa Francisco. Más de 250.000 personas asistieron a la Plaza de San Pedro y a lo largo del recorrido hacia la Basílica de Santa María la Mayor para despedir al primer pontífice latinoamericano, fallecido a los 88 años el pasado 21 de abril.
La misa de exequias, que comenzó a las 10 de la mañana (5 AM, hora argentina), estuvo marcada por la solemnidad y la emoción. Dirigida por el cardenal Giovanni Battista Re, el servicio reflejó la humildad y el espíritu del Papa Francisco, quien en su testamento pidió un funeral sencillo y ser enterrado sin ornamentaciones especiales.
Desde temprano, la Plaza de San Pedro se colmó de fieles provenientes de todas partes del mundo. Jóvenes estudiantes italianos, monjas, familias enteras y representantes de diversas culturas llenaron cada espacio disponible. La misa fue acompañada por el Coro de la Capilla Sixtina y por un sentido Magníficat que emocionó a los presentes.
Las autoridades fueron ubicadas según el protocolo oficial. En la primera fila se encontraron los presidentes Javier Milei y Georgia Meloni, por ser el jefe de Estado del país natal del Papa y la líder de Italia. Siguieron los representantes de las monarquías y, luego, los demás jefes de Estado en orden alfabético. Estuvieron el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el de Ucrania, Volodimir Zelensky; el de Brasil, Lula da Silva; el príncipe William del Reino Unido y el primer ministro británico Keir Starmer.
La procesión hacia Santa María la Mayor
Finalizada la misa, el féretro de Francisco fue trasladado en procesión desde la Basílica de San Pedro hasta la Basílica de Santa María la Mayor, a unos 6 kilómetros del Vaticano. Este traslado, a paso de peatón, permitió que miles de personas pudieran verlo por última vez.
La procesión pasó por lugares icónicos de Roma como el Foro Romano y el Coliseo. La ciudad quedó virtualmente paralizada: calles cerradas, campanas repicando y una atmósfera de respeto absoluto.
Un entierro como Francisco quiso
El Papa Francisco eligió descansar en la Basílica de Santa María la Mayor, un lugar especial para él. Durante su pontificado, solía visitar el icono de la Virgen Salus Populi Romani antes y después de cada viaje apostólico.
Su tumba, siguiendo sus instrucciones, será sencilla, en tierra, con una lápida sin ornamentación que solo dirá “Franciscus”. Con este gesto, Francisco reafirmó su legado de humildad y cercanía al pueblo.
