Se trata del caso de J.Y, un ex cabo del Ejército que se encuentra procesado por haber abusado a sus tres hijastras. Tras su arresto, la familia recibió sucesivos mensajes intimidatorios como la aparición de animales muertos en su casa y daños materiales, que habrían sido organizados por el acusado.
Una mujer de Santa Cruz y sus tres hijas han denunciado estar sufriendo amenazas desde que la expareja de la mujer, un militar, fue detenido en relación con una denuncia de abuso sexual contra dos de las jóvenes y un intento de abuso contra la tercera.
El hombre denunciado, identificado como J.Y., quien era cabo del Ejército Argentino y prestaba servicio en el Regimiento de Ingeniería Mecanizado 35 de Rospentek, fue arrestado el 25 de mayo de 2022. Se le acusa de haber violado a dos de las hijas de su entonces pareja, una de 18 años y otra de 11 en el momento de los hechos, y de intentar abusar de una tercera hermana, de 16 años.
En 2022, el militar, su pareja y las tres presuntas víctimas vivían juntos en una vivienda del barrio Gran Malvinas, dentro del predio del Regimiento, junto con la hija en común de la pareja. Actualmente, J.Y. permanece detenido en la Comisaría de Río Turbio a la espera de su juicio. Su expareja relató que, desde su detención, la familia ha sido objeto de mensajes intimidatorios.
La madre de las víctimas describió varios incidentes, comenzando unos meses después del arresto, el 26 de diciembre de 2022, cuando encontró una paloma muerta atada con un precinto en el portón de su casa, interpretándolo como una amenaza. En otra ocasión, su automóvil apareció con las ruedas pinchadas, y en la gomería le confirmaron que habían sido tajeadas intencionalmente.
El hostigamiento no se limitó a estos mensajes “simbólicos”. La mujer también recibió una notificación exigiendo el pago de un préstamo que J.Y. había solicitado desde la cárcel, incluyéndola como garante sin su consentimiento. Ella describió esto como un “problema grande”, y mencionó que la policía le informó que él tenía un celular, aunque “sin acceso a internet”, y que ella se negó a pagar la deuda.
Actualmente, la mujer manifiesta tener “miedo de que estos hechos escalen o que le hagan algo a las nenas”. Además, expresó su frustración por la falta de avances en el juicio contra su expareja por los abusos a sus hijas, lamentando que “Ya salieron casi todos los juicios por abuso en la Cuenca, y del mío, nada”.
Ella y sus hijas están recibiendo tratamiento psicológico, aunque una de las jóvenes lo interrumpió tras sufrir complicaciones graves, incluyendo episodios de autolesiones. “Tienen pesadillas, no quieren saber nada”, explicó la madre.
Según la denuncia de 2022, los abusos sexuales ocurrían durante las ausencias de la madre, quien viajaba diariamente a trabajar a la localidad de 28 de Noviembre. Una noche, la mujer descubrió a su hija mayor llorando, quien le reveló que J.Y. la había manoseado. Al hablar con sus otras hijas, ellas también compartieron relatos de abusos durante la siesta. A la hija menor le decía que “era solo un juego” y que debía mantenerlo en secreto, mientras que la de 16 años declaró que el acusado la había invitado repetidamente a “hacer la siesta”. La denunciante también contó que su hija menor de 3 años, la única que tenían en común, también sufría maltrato por parte de su padre, quien incluso la sumergía en agua fría cuando lloraba.