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Camarones

La mejor lana del país está en Chubut y un grupo de mujeres la transforma en arte

Antes de convertirse en hilo, la lana fue abrigo de la estepa, refugio contra el viento, testigo del andar de los rebaños. En Camarones, el paisaje es un tapiz de horizontes abiertos. Allí, un grupo de mujeres transforma la lana en un acervo cultural: la hilan con memoria, la trenzan con identidad.

ALAS no es solo un emprendimiento, es el eco de un oficio antiguo que encuentra su lugar en el presente. Su labor artesanal, basada en el trabajo con la mejor lana del país y en un método de producción sustentable, demuestra que la economía circular y los saberes ancestrales pueden convivir con la industria moderna.

La lana de Camarones, una marca de origen

“Lo que hace especial a la lana de Camarones es su calidad, su finura, su suavidad al tacto con la piel. En 2005-2006, la lana de Camarones fue reconocida con denominación de origen. Tras un muestreo en varios lotes, se identificó que su calidad oscilaba entre 14 y 18 micrones, lo que la convierte en una de las mejores a nivel regional y nacional”, cuenta con orgullo Alejandra Pereyra, una de las fundadoras de ALAS.

Esta particularidad impacta directamente en los productos de este emprendimiento. Y es que, explica la profesional: “cada prenda es artesanal desde el hilado hasta el tejido, usando herramientas ancestrales que aportan un valor agregado. Cada pieza es fina, abrigada y duradera, con colores naturales que reflejan la esencia del animal y del paisaje patagónico”.

El trueque y la vuelta a las raíces

En un mundo donde el dinero parece regirlo todo, ALAS rescata una vieja práctica sobre la que supieron sustentarse sociedades enteras: el trueque. “Obtenemos la lana de estancias cercanas a Camarones. No siempre nos la venden, muchas veces nos la dan en trueque”, explica Alejandra. “Entregamos una prenda tejida a cambio de uno o dos vellones de lana. Para la gente del campo, ver que su lana se convierte en una prenda fina y de calidad es un orgullo”.

Este sistema no solo refuerza la economía local, sino que también fortalece los lazos comunitarios. “El trueque nos permite mantener una relación cercana con los productores. Es una forma de vida que nos ayuda a sostener la cultura de Camarones, donde todos nos conocemos y nos apoyamos”.

Un largo proceso artesanal

Transformar un vellón de lana en una prenda de alta calidad es un proceso largo y minucioso. Primero, se selecciona y limpia la lana, quitando impurezas. Luego, se lava con agua tibia y se deja secar antes del cardado, proceso que abre las fibras para facilitar el hilado. “Cada una de nosotras tiene su forma de lavar, hilar y tejer, aprendida de nuestras madres y abuelas”, dice Alejandra.

El hilado se realiza con el uso y la rueca, técnicas ancestrales que convierten la lana en hilo. Luego, el tejido cobra vida en telares mapuches y telares de peine, según el tipo de prenda. “Las terminaciones son clave. Cada prenda debe tener la caída y el acabado perfecto para que el cliente se lleve algo bello y de calidad”, enfatiza la emprendedora camaronense.

Productos de alta calidad

ALAS elige centrarse en cuatro productos clave: pashminas, alfombras en telar mapuche, gorros y medias. “No queremos abarcar demasiado; preferimos perfeccionar lo que hacemos”, afirma Alejandra. Las pashminas, prácticas y elegantes, son de las prendas más vendidas. Las alfombras, tejidas en telar mapuche, conservan los colores naturales de la oveja, mientras que los gorros y medias destacan por sus distintos puntos y texturas.

Como todo lo artesanal, manufacturado con profesionalidad, las prendas de ALAS tienen ese valor agregado y esa esencia patagónica que le dan una impronta distinta, ecléctica y fresca.

Una forma de vida, un legado cultural

Más allá de la economía, ALAS es un espacio de encuentro y transmisión de saberes. “Nos reunimos, compartimos mates, risas y recuerdos. Cada vez que hilamos, tejemos o lavamos lana, volvemos a conectar con nuestras raíces”, cuenta Alejandra. “Para muchas de nosotras, esto es un vínculo con nuestros antepasados, nuestras familias, nuestras historias”.

El impacto de ALAS trasciende el emprendimiento. “Queremos que los saberes ancestrales no se pierdan. Llevamos talleres a las escuelas, enseñamos a los niños sobre la esquila, el hilado y el tejido. Queremos que ellos también sean portadores de esta cultura local”.

ALAS busca ser algo más que un emprendimiento, busca ser identidad, resistencia y futuro. En cada prenda hay una historia, en cada hilo un legado, en cada puntada reverbera el latido de un pueblo pujante.

Contacto:

Las mujeres de ALAS comparten sus trabajos a través de su Instagram: @alas_hiladosytejidos . Allí, también se pueden adquirir sus productos o realizar consultas. El local está ubicado en Camarones, sobre la calle Julio A. Roca s/n, entre 25 de Mayo y 9 de Julio.

 

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