La policía detuvo en Rio Gallegos a dos hombres con cargo provincial y un empleado, luego del incidente que asustó a los vecinos del barrio Gregores.
Un escándalo sorprende a Río Gallegos en el inicio de esta semana, luego de un choque como los muchos que se reportan cada fin de semana, que no tuvo muertos ni heridos pero trascendió porque lo protagonizaron funcionarios provinciales que, además, luego del incidente tuvieron una actitud escandalosa, que asustó a los vecinos del barrio Gregores en la capital de Santa Cruz.
Todo se inició cerca de las seis de la tarde del domingo, cuando un conductor perdió el control de la camioneta que manejaba y terminó estrellándose contra el frente de una agencia de quiniela.
Lo sorprendente fue que al bajar del auto, uno de ellos se mostró con una escopeta y caminó junto a al menos un acompañante unos 100 metres, hasta meterse en una casa de la que todos en el barrio tienen referencia: allí vive el ministro de Trabajo de la provincia, Julio Gutiérrez.
Horas más tarde, en un vistoso operativo, hubo un allanamiento en el lugar y se llevaron detenidos a tres sospechosos: Pablo Mandatori, secretario privado del ministro de Gobierno, Pedro Luxen; Mario Mamani, subsecretario de Trabajo, y otro funcionario de la misma cartera, todos acusados de haber estado involucrados en el choque y el amedrentamiento a los vecinos.
La secuencia se inició cuando la camioneta Grand Cherokee que -según las primeras versiones- manejaba Mandatori chocó contra la fachada de la agencia ubicada en la esquina Mariano Moreno y Jofré de Loaiza.
Tras el impacto, el funcionario bajó del vehículo armado con una escopeta calibre .22, lo que causó pánico entre los vecinos que presenciaban asombrados la escena. Esos testigos contaron más tarde que el hombre caminó hasta la casa del ministro y se refugió allí, siempre con el arma a la vista de todos y -según consignó La Tecla de la Patagonia- gritando que en el lugar “había mucha plata”.
El otro involucrado, Mamani, viajaba con él en la camioneta y todavía no está claro si el tercer detenido, Velázquez, también venía arriba de la camioneta o por el contrario, fue quien los recibió en la casa del ministro.
Lo concreto, es que los tres se atrincheraron allí e incluso se negaron a entregarse cuando llegó la Gendarmería, en un operativo de importante despliegue que mantuvo al barrio en alerta.
Despliegue policial y otro ministro de Santa Cruz en escena
Ante el choque, los gritos y la amenazante tenencia de armas los vecinos avisaron a la policía que, ante ese escenario, movilizó una importante cantidad de fuerza para intervenir. La tensión creció poco después que llegaron y quedó claro que los sospechosos no tenían ningún interés en entregarse. Seguramente, a nadie se le pasaba por alto que estaban en la casa de Gutiérrez.
La inesperada y grave situación incluso hizo que otro funcionario de rango del gobernador Claudio Vidal se hiciera presente en el lugar: el ministro de Seguridad santacruceño, Pedro Prodromos, se encargó personalmente de mediar para conseguir que los tres hombres depusieran su actitud y se entregaran.
Finalmente, tras la tensa negociación, Mandatori, Mamani y Velázquez salieron sin ofrecer resistencia y fueron trasladados a la comisaría.
Fuentes cercanas a la investigación indicaron a La Opinión Austra que este lunes Mandatori sigue detenido y que se habría allanado también su domicilio, aunque no se ha brindado información oficial sobre los resultados del procedimiento.
Obviamente, por el lugar en el que se produjo el allanamiento y la detención, y las funciones de los involucrados, en torno al caso hay por estas horas mucho hermetismo y poca información oficial.
Qué dijo el dueño de casa
Sin embargo, en las últimas horas el ministro de Trabajo, Julio Gutiérrez, se refirió a lo ocurrido en su casa en una breve declaración al diario Nuevo Día.
El funcionario aclaró que en el momento del incidente y el posterior operativo no se encontraba en Río Gallegos, por lo que no tiene suficiente información aún.
“No sabemos mucho porque estamos en zona norte y aparentemente nuestro chofer habría recibido gente en la casa que tenía armas”, explicó el ministro provincial.
Y agregó con absoluta reserva y tratando de minimizar los acontecimientos: “Los vecinos, al ver a estas personas armadas, se preocuparon y dieron aviso a la Policía. Eso fue todo”,