El caso de Blanca, una niña de 9 años cuyo estado desafió a la ciencia, conmocionó al Hospital Materno Infantil de Salta. El ritual espiritual del padre Ignacio de Loyola Pinto y de Sancristóval cambió su vida y la de su familia.
Blanca (así la llamaron para reservar su identidad), una niña de 9 años conocida por su alegría y pasión por el canto, protagonizó una historia que entrelaza la fe, la ciencia y el misterio. Proveniente de La Merced, llegó al Hospital Materno Infantil después de sufrir una serie de episodios inexplicables: fiebre alta, vómitos y un comportamiento irascible que desconcertó a sus padres y médicos.
En el nosocomio, los especialistas realizaron estudios exhaustivos que no arrojaron resultados concluyentes. Sin infecciones ni enfermedades diagnosticables, el estado de Blanca empeoraba. Mostraba agresividad, cambios de voz y episodios de trance que incluían insultos y maltrato hacia su madre. Fue una una médica, tras tres días de incertidumbre y preocupación, que sentenció: “Esta niña está poseída”.
Ante la falta de respuestas médicas, esta profesional del hospital sugirió a los padres recurrir a ayuda espiritual. La familia, en su desesperación, contactó al Arzobispado de Salta, que a su vez solicitó la asistencia del padre Ignacio de Loyola Pinto y de Sancristóval, uno de los dos exorcistas reconocidos en la provincia.
El sacerdote llegó al hospital el cuarto día de internación y realizó un exorcismo autorizado por la familia en la habitación de la niña. Durante el ritual, que incluyó oraciones y fórmulas del rito católico, los presentes presenciaron lo que describen como un cambio inmediato. Blanca dejó de convulsionar, recuperó la conciencia y su fiebre desapareció.
El padre Ignacio de Loyola Pinto y de Sancristóval, el exorcista
Nombrado por el Arzobispado de Salta en 2022, Loyola Pinto es una de las figuras más enigmáticas de la Iglesia Católica en la provincia.
En noviembre de 2022, el Arzobispo Mario Cargnello designó oficialmente a Loyola Pinto y de SanCristóval como uno de los dos exorcistas oficiales de Salta. Este nombramiento, junto al del cura Héctor Fernando Campero, se formalizó mediante un comunicado del Arzobispado que destacó la necesidad de este ministerio para enfrentar los casos más extraordinarios de influencia demoníaca.
Según el comunicado, el exorcista tiene el poder de expulsar demonios mediante rituales católicos, enfrentando las manifestaciones más extremas del mal, como posesiones, infecciones de lugares y vejaciones a personas. Sin embargo, el Arzobispado anunció que este servicio se mantendría en estricta reserva.
La figura del exorcista en Salta
Loyola Pinto es juez único del Tribunal Eclesiástico con sede en Salta, encargado de recibir denuncias canónicas, realizar investigaciones y remitir sus conclusiones a la Santa Sede. Este rol se suma a su labor como exorcista, un cargo que combina el conocimiento jurídico, religioso y ritual en la lucha contra las fuerzas malignas.
En 2024, su presencia llamó la atención durante la Fiesta del Milagro, una de las celebraciones más importantes de la provincia. Vestido completamente de negro, observó en silencio desde un balcón de la Catedral Basílica, destacándose entre los demás sacerdotes. La imagen se viralizó rápidamente y generó especulaciones sobre el simbolismo de su presencia en un evento marcado por la fe y la devoción popular.
Su figura no está exenta de controversias. Ha sido denunciado por violencia de género en perjuicio de las Carmelitas Descalzas del Convento San Bernardo, lo que generó críticas hacia su nombramiento. Además, sectores sociales cuestionan la existencia misma de exorcistas oficiales en un contexto donde muchas comunidades enfrentan carencias básicas.
Un exorcismo en la Catedral
En noviembre de ese año, dos mujeres aseguraron haber presenciado un exorcismo en la secretaría de la Catedral de Salta. Según relataron, fueron a la oficina de la Catedral a realizar un trámite y cuando esperaban a ser atendidas escucharon fuertes gritos que provenían desde el interior, según detalla Informate salta. Las mujeres quedaron inmóviles y volvieron a golpear la puerta.
Ante la insistencia fueron invitadas a pasar a la zona del escritorio desde donde, a solo metros, pudieron observar al padre Loyola Pinto ejercer este servicio frente a una joven mujer evidentemente poseída por el demonio.
A raíz de la confidencialidad que merecen estos asuntos, el arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello, respondió públicamente con un comunicado oficial.
“La fe en Jesús se concreta en creer que por su muerte en la cruz y su gloriosa resurrección ha vencido a la muerte y al pecado. Igualmente, el demonio sigue empeñado en alejar a las almas de Dios invitándolas, a través de la tentación, a pecar. Por eso podemos afirmar que ese es el peor de los males, y causa de tantos otros. A esto se lo suele denominar ‘acción ordinaria de demonio’”, detalla el texto.
“Con el mandato de Cristo, la Iglesia, mediante el ministerio del exorcista, tiene el poder de expulsar los demonios que una persona posea, realizando el rito de exorcismo. Para esta Arquidiócesis he designado a los presbíteros Loyola Pinto y Héctor Fernando Campero como tales. Todo lo que tenga que ver con este servicio tan delicado entra en absoluta reserva y discreción. Acompañemos con nuestra oración este ministerio”, finaliza el comunicado.
La recuperación inesperada de Blanca, la niña exorcizada en el hospital público de Salta
Al día siguiente, Blanca mostró signos de recuperación total. Retomó su alimentación, su actitud volvió a ser tranquila y alegre, y los estudios médicos confirmaron que su estado de salud era óptimo.
La sospecha por el velorio de un tío
Para su familia, el episodio se relaciona con un evento ocurrido días antes, durante el velorio de un tío. “Algo o alguien no quería irse de este mundo y encontró un lugar en ella”, reflexionó su madre.
Ciencia y fe: unidas por la esperanza
La historia de Blanca no solo dejó perplejos a los médicos y familiares, sino que también generó reflexiones sobre la relación entre ciencia y espiritualidad. “Nunca creímos que algo así pudiera pasarnos. Lo veíamos en películas, no en la vida real”, comentó una tía.
Para el equipo médico, el caso es un recordatorio de los límites de la medicina y de cómo, en situaciones extremas, la fe puede desempeñar un rol crucial.