Se hizo viral por estar demorado en el aeropuerto y por fin volvió a ver a su dueño este jueves por la mañana.
Coco, el perro demorado en el aeropuerto de Ezeiza que estuvo a punto de ser deportado a Hungría sin su dueño, recuperó la libertad este jueves por la mañana y viajará a Córdoba. El can pasó todos estos días en cuarentena al cuidado de una ONG protectora de los derechos animales.
Franco Gavidia, el dueño, pudo reencontrarse con su mascota después de 10 días. “Están todos pendientes de Coco: mi familia, mis suegros, mi hija, mi mujer, los vecinos me preguntaban cómo está coco, la gente en el supermercado”, expresó esta a mañana a la prensa.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) había informado inicialmente que debía iniciar la cuarentena en la zona Primaria de Aduana, donde cedieron el lugar para que lo vacunen y pueda permanecer allí.
Tras notificarlo, el servicio divulgó un comunicado. “El perro llegó al país sin su certificación sanitaria y sin la protección antirrábica correspondiente”, aclaró en primera instancia y profundizó: “Tiene vencida la vacunación correspondiente y por eso no puede ingresar a la Argentina”.
Desde el organismo explicaron que “la liberación al Territorio Nacional, sin la documentación sanitaria oficial del Servicio Veterinario del país de origen, puede poner en riesgo la salud pública y a la población animal que tome contacto con el canino”.
La llegada del perro a Ezeiza se dio el miércoles 25 de mayo cuando su dueño, que tiene residencia en Hungría, decidió volver a Córdoba para visitar a su familia.
El momento tenso duró casi 36 horas en el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini. Cuando la situación se viralizó, muchos usuarios pidieron por la liberación del perro a través del hashtag #LiberenACoco. Después de mucha incertidumbre, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) informó que debía iniciar la cuarentena en la zona Primaria de Aduana, donde cedieron el lugar para que lo vacunen y pueda permanecer allí.
Su dueño, Franco Gavidia, se mostró angustiado y apuntó al Senasa: “Reconozco que la culpa era mía, que faltaban papeles, pero Senasa actuó mal porque no me dio alternativas, y yo le había ofrecido varias. Querían que me fuera del país con el perro”.
“Fue un poco exagerado lo que se habló de que lo iban a sacrificar, porque Senasa nunca dijo de que había que matarlo. Pero si lo deportaban indirectamente iba a ser así, porque no tiene quien lo reciba en otro lado, iba a estar dando vueltas y a la larga se iba a morir”, agregó.