En un principio, los padres dijeron que no tenían ningún hijo con ese nombre. Las abuelas se unieron para encontrarlo. En las últimas horas, el papá se quebró y habría confesado el crimen.
El drama detrás de la desaparición de Benjamín Gutiérrez sacude a la localidad de Atahona, ubicada a unos 84 kilómetros de San Miguel de Tucumán. En las últimas horas, la causa que se inició como averiguación de paradero se convirtió en la investigación de un homicidio y los principales sospechosos son los padres del nene, de apenas tres años.
Tras la denuncia de las abuelas por su ausencia, la declaración de los hermanos del nene fue clave para torcer el rumbo de los investigadores y abrir la peor sospecha. “Los chicos dijeron que Benja era un angelito y que no lo iban a encontrar, que su papá le lastimó la cabeza con un ladrillo”, dijo a TN Mónica Gargiulo, la abuela materna de la víctima.
La desaparición de Benjamín en Tucumán
Todo empezó cuando una de las abuelas del menor advirtió que cada vez que sus nietos iban a visitarla faltaba Benjamín. Así surgieron las preguntas y aparecieron también las primeras excusas. Le decían que su nieto se había quedado durmiendo, o que estaba en la casa de algún otro familiar.
“Un día viene el hermanito más grande y me dice que Benja había sufrido un accidente, que un perro le había mordido la cara y había muerto”, relató por su parte Mercedes Luna, la abuela paterna. Entonces, ella fue hospital por hospital, pero no encontró ninguno que hubiera recibido a un chico con ese tipo de heridas.
“Ahí tomamos conciencia de que estaba desaparecido”, indicó la mujer, que fue la primera en radicar una denuncia en la comisaría. Fue en febrero pasado, pero se cree que Benja falta en su casa desde hace aproximadamente un año.
“Al principio tenía esperanzas de que lo hubieran regalado o vendido, pero pensaba que él estaba vivo”, reconoció en diálogo con este medio Mercedes, aunque enseguida lamentó: “No quería creer que mi hijo lo hubiera matado, pero esa esperanza hoy ya la perdí. Creo que Benja está muerto. ”.
El pacto de silencio
Frente a este escenario, los investigadores fueron por los padres de Benjamín en busca de respuestas y, en cambio, se encontraron con un enigma aún mayor. La mamá del nene dijo que no tenía ningún hijo con ese nombre y el papá, que actualmente está preso por violencia de género, también lo desconoció. “Es evidente que existió un pacto de silencio, una confabulación entre ambos progenitores”, remarcó el abogado Álvaro Zelarayán, que representa a la abuela materna del menor.
A pesar del intento por desviar la investigación de los sospechosos, el letrado remarcó que esta versión quedó rápidamente “desvirtuada con los informes de la maternidad y del registro civil”. Benjamín existe, pero no lo encuentran.
El relato del horror
Con los padres bajo sospecha y Benja todavía desaparecido, la Justicia le otorgó a la abuela materna la guarda provisoria de sus nietos y, de a poco, los chicos empezaron a hablar.
“Ellos dicen que el papá lastimó a Benja, que le lastimó la cabeza con un bloque de cemento”, afirmó Mónica, la abuela materna. Este habría sido el último episodio de violencia que sufrió la víctima, en el calvario que fue su corta vida.
“Me contaron que (el padre) le pegaba con un machete, con un látigo, con botellas, con fierros…”, siguió la mujer, en relación con el testimonio de sus nietos más grandes. Y agregó: “Él lo torturaba a Benja, lo mordía”.
“A él le molesta que los chicos lloren, no le gusta el ruido”, apuntó la mujer sobre su yerno. En ese sentido, arriesgó: “Cuando está drogado…pienso que no se habrá medido y se le fue la mano”.
Sin embargo, aunque las sospechas apuntan principalmente contra el padre de Benja, Mónica no le quita responsabilidad en el hecho a su propia hija. “Yo sí creo que ella sea capaz de hacerle daño a su hijo, porque estaba ciega por él (su pareja), manifestó a este medio. Y añadió: “Hubiera hecho cualquier cosa por él, por eso creo que le ha colaborado inventando la historia de que Benja no había nacido”.
La alerta que nadie vio
Antes de que naciera Benjamín, el matrimonio perdió a otro de sus hijos. Se llamaba Rodrigo y tenía un año. La autopsia entonces determinó que había muerto por broncoaspiración y la causa se archivó.
“Rodrigo llegó muerto al hospital”, recordó apenada su abuela. “Nos dijeron que supuestamente sufrió una broncoaspiración pero tenía quebrado el brazo, la pierna, un golpe muy fuerte en la cabeza y un desgarro de 4 centímetros en la boca, sobre el labio, que le llegaba al ojo”, subrayó.
No obstante, el fiscal Jorge Carrasco consideró que no había pruebas suficientes para afirmar que había sido víctima de una muerte violenta y el caso se cerró. “Fuimos como abuelos a pedir explicaciones a la fiscalía de Monteros y nos cerraron la puerta en la cara”, cuestionó Mónica.
Después de eso, el matrimonio tuvo un hijo más: Benjamín.
“Que los culpables vayan presos”
Mientras avanza la investigación, el fiscal Miguel Varela dispuso una serie de medidas, tales como solicitar que se prorrogue la prisión preventiva por la causa de violencia de género en contra del padre del pequeño, preservar el lugar donde vivía la familia en Atahona y pedir la intervención de grupos especializados en búsqueda.
En tanto, la madre no fue detenida, pero se le notificó que se la investiga por la desaparición de su hijo.
“Yo quiero que aparezca, que las autoridades se muevan”, enfatizó, Mercedes Luna, la abuela paterna de Benja. Y expresó: “Es un dolor tan grande que ya no sé qué pensar”.
Por su parte, la abuela por parte de padre del menor, Mónica Gargiulo, concluyó: “Como abuelas creo que merecemos un poquito de consideración de la justicia, que nos digan qué pasó con Benja y que los culpables, tanto mi hija como el hijo de la señora, vayan presos”.