En la seccional Segunda de Las Heras ya habían pasado por un caso similar y al verlo en las inmediaciones, enseguida sospecharon. Tenía pedido de captura desde 2021.
En un insólito episodio, agentes de la Policía de Santa Cruz detuvieron casi sin proponérselo a un joven de 25 años que llevaba tres años prófugo de la justicia y no tuvo mejor idea que acercarse hasta la comisaría Segunda de Las Heras, en el norte de la provincia, y desde la call, intentar tirarles paquetes con marihuana.
El arresto se produjo el último miércoles cerca de las 14.40, cuando el muchacho fue sorprendido en las inmediaciones de la sede policial intentando lanzar envoltorios con marihuana al patio donde se recrean los presos.
Los efectivos policiales, que habían notado la presencia sospechosa del hombre, se aproximaron y al realizarle un palpado preventivo, encontraron seis bolsitas transparentes en su poder, con un contenido que tras ser sometido a pruebas químicas, dio positivo para Cannabis Sativa.
No fue la única sorpresa. Cuando dieron intervención a la División de Investigaciones de Las Heras, introdujeron los datos del joven en el sistema para identificarlo y comprobaron que se trataba de un prófugo de la justicia de Santa Cruz, que tenía un pedido de captura emitido en 2021 en Caleta Olivia (no se informaron detalles de las causas judiciales que lo jusitificaron).
En consecuencia, la Cámara Criminal de la Segunda Circunscripción de Caleta Olivia dispuso que el individuo estableciera su domicilio legal, avanzando en el proceso judicial correspondiente en su contra. El extenso período de fuga llegó a su fin.
Otro “envío aéreo” con sorpresas
Este episodio se suma a otro suceso similar que tuvo lugar pocos días atrás en la misma comisaría, aunque no se sabe quién fue el responsable.
A fines de octubre, los agentes detectaron un paquete sospechoso que había sido arrojado al patio de los presos. Fue en el momento en que los formaban para que salieran a su espacio de recreo. Ante la aparición inesperada del misterioso bulto, los reclusos debieron regresar a sus celdas mientras el personal de la comisaría verificaba de qué se trataba.
Al examinar el contenido del paquete, descubrieron envoltorios con varios montoncitos de hierba verde con el inconfundible aroma de la marihuana.
Esa vez, además, el cannabis no era el único envío. Cuidadosamente embalado para evitar las consecuencias del “aterrizaje” en el patio, había un teléfono celular, un artículo legal que, sin embargo, está prohibido para los presos.
Aquel antecedente, que tomó por sorpresa a los policías, acaso ahora les permitió advertir de que´se trataban los sospechosos movimientos a metros de la comisaría e intervenir a tiempo.