El cierre de las canillas de emisión de pesos prepara el terreno, según el equipo económico. Qué piensan economistas y cómo quedaría parado el Poder Ejecutivo para levantar el cepo.
El apretón monetario reforzado que comenzó el Banco Central al restringir al máximo la emisión de pesos es la manera que encontró el Poder Ejecutivo para evitar que la inflación encuentre un piso en torno del 4% mensual y que, de esa forma, pueda acercarse primero al ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial y, más adelante, a un ritmo incluso menor. Si eso sucediera, y el FMI ayudara con desembolsos de dólares, el Gobierno cree que la apertura del cepo cambiario quedaría habilitada.
No son pocas las dudas que sobrevuelan en el mercado, principalmente por el puente de tiempo que requiere ese plan hasta contar con esa asistencia del Fondo Monetario, y además por la chance de que la inflación tenga de todas formas un ritmo inercial que ofrezca resistencia o que le cueste a la actividad económico algo más de recesión, esta última una idea que incluso es sopesada en despachos oficiales.
La fase 2 de política económica que comenzó el lunes pasado representará una “seca” monetaria por el cierre la canilla de emisión de intereses de los pasivos remunerados, que fueron traspasados enteramente al Tesoro. Ese apretón adicional, proyectan en los despachos oficiales, prepará el terreno para una desaceleración mayor del ritmo de precios.
En el equipo económico creen que el principal efecto que tendrá en la macroeconomía las últimas medidas es el de apuntalar una desaceleración mayor de la inflación por debajo de ese 4,2% mensual que tocó en mayo antes de repuntar a 4,6% en junio. Para julio algunas consultoras estiman cerca de 4%, mientras el Banco Central ubica su proyección oficial en 3,7 por ciento.