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martes, agosto 26, 2025
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Salud

Tuvo cáncer en un dedo: sospechan de las lámparas que se usan para el esmaltado semi permanente

Florencia llevaba dos años y medio haciéndose las manos así, no ocasionalmente, sino cada 15 días. Lo primero que notó fue una mancha verde en una uña.

El día en que se vio la mancha por primera vez Florencia tenía hecho el esmaltado semi permanente. No había elegido pintarse con un color fuerte sino con un brillito así que la mancha verde en la uña del dedo anular izquierdo se veía igual.

Florencia se miró la uña de cerca, dudó. ¿Qué podía ser? No había hecho nada nuevo, al contrario: hacía dos años y medio que se hacía las manos de esa forma cada 15 días y nunca le había pasado nada.

“Pensé que podía ser humedad, pero en cuestión de una semana la mancha pasó de ser muy chiquitita a tomarme toda la uña”, cuenta a Infobae Florencia S., que es abogada, vive en la Ciudad de Buenos Aires y tiene 26 años. “Enseguida la uña empezó a desprenderse, si la tocabas adentro se sentía como un ruido hueco”.

Lo que siguió fue un derrotero de médico en médico durante casi un año. Pensaron que era una bacteria, pero no era. Un hongo: tampoco. Lo que Florencia tenía lo explica a Infobae Damián Ferrario, que es médico dermatólogo especialista en oncología cutánea del Hospital Italiano de Buenos Aires.

“Tenía un carcinoma espinocelular in situ: un tumor localizado en el sector de la uña. Cáncer de piel, sí”, responde él, que es miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología y el médico que la operó.

¿Qué pudo haberlo provocado? La sospecha es concreta y ya hay estudios que aportan evidencia: la acumulación de rayos UV producto de las lámparas que se usan para algunos tratamientos estéticos en las uñas, por ejemplo, el esmaltado semi permanente y el kapping.

Parte central del problema es la frecuencia con la que se irradian las manos: como las uñas quedan tan débiles (porque se lima la superficie brillosa para que el esmalte penetre), cuando se saca el esmalte enseguida se vuelve a pintar. Se usa la lámpara tanto para sacar el esmalte viejo como para fijar el nuevo.

“Las pacientes nos dicen que para tener las uñas perfectas lo hacen al menos dos veces al mes. Entonces la exposición que tienen a los rayos UV es enorme- dice Matías Maskin, jefe de dermatología del CEMIC y secretario del último Congreso Mundial de cáncer de piel.

“Yo le recomiendo a mis pacientes que no se lo hagan directamente, o que a lo sumo lo hagan alguna vez para una ocasión especial. Hacerlo cada 14 días me parece una locura”.

Florencia dice que siempre fue “muy coqueta”. Solía hacerse el esmaltado semi permanente, el mismo que muchas mujeres eligen por varias razones: el acabado es impecable, dura semanas sin saltarse y hasta se pueden hacer diseños (el llamado nail art).

A veces alternaba con “kapping”, que es una capa de acrílico o gel que se pone sobre la uña (y también requiere poner las manos en la lámpara).

Fue en diciembre de 2021 que se vio la mancha verde. No sólo esa uña había empezado a levantarse sino que habían empezado a despegarse todas. Nada de lo que probaban funcionaba. Pasó por dermatólogos de la Ciudad de Buenos Aires, de su prepaga, particulares, probó con otros de Cañuelas, de donde es su familia. Le indicaban gotitas, nada.

Un estudio específico hecho por un reconocido médico del Hospital de Clínicas mostró por qué nada funcionaba: no tenía hongos, tampoco tenía bacterias. ¿Entonces?

“En todo ese desconcierto mi mamá me pasó una noticia que había salido en algunos medios de acá”, sigue. La noticia era el resultado de un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature. Decía, en concreto, que la radiación de los secadores de uñas puede dañar el ADN y causar mutaciones que generan cáncer en las células humanas.

Lo que sintió en el cuerpo cuando recibió el diagnóstico lo cuenta la propia Florencia. “Me asusté tanto que en ese momento dije ‘llévenme al Roffo, a donde sea, métanme en una máquina y díganme dónde más tengo cáncer”.

Sus médicos le dijeron que no hacía falta: lo habían agarrado a tiempo. Terminaron de sacar las células cancerígenas con una cirugía (llamada cirugía de Mohs). Sin embargo, su idea de que podría haber sido algo peor no era ridícula.

“La mayoría de los casos son carcinomas in situ, esto quiere decir que están localizados ahí en la piel. Los carcinomas invasores son los que se van por los ganglios, más allá de la piel”, explica Ferrario. “Ahora bien, que un carcinoma sea in situ no quiere decir que quede in situ. Si vos lo dejás estar, con el tiempo puede crecer y convertirse en un cáncer invasor”.

La advertencia es para quienes se lo hacen pero también para los profesionales: no es que el tumor sea muy agresivo en sí mismo, pero muchas veces se confunde con hongos, bacterias o traumatismos, se pierde tiempo, y el tumor progresa.

Florencia tocó el fondo de la angustia cuando un cirujano traumatólogo le dijo que iba a tener que amputarle el dedo. “Me bajó la presión, mi mamá lloraba, yo lloraba”, sigue ella. “Yo pensaba ¿amputar? Entonces ésto claramente no es un tumorcito, esto es otra historia”, sigue.

Al final no fue eso lo que sucedió, así que dentro de todo, la sacó barata, porque sólo perdió la uña. “Pero eso depende de dónde esté localizado el tumor y del tamaño, a veces no queda otra que amputar”, explica Ferrario.

Algunos dirán que son casos aislados. “Pero si sumás mi experiencia y los casos que están viendo otros mil médicos, ¿son pocos casos?”, pregunta el médico.

“Esto es como el cáncer de piel en general: ahora estamos viendo el coletazo de la época en la que nadie se cuidaba del sol. Si esto no lo prevenimos ahora a lo largo de los años vamos a ver cada vez más casos de cáncer. Pensá que hasta se lo hacen a las nenas chiquitas”.

Florencia, desde entonces, sigue siendo coqueta, sólo que usa uñas press on, que son las que se pegan pero no requieren lámpara.

“Yo lo cuento para que sepan que la posibilidad de que esto te pase existe. Si estás dispuesta a pagar ese precio por algo estético, perfecto, es como cuando fumás: uno puede saber e igual elegirlo, es personal. Yo no sabía que algo así me podía pasar, si alguien me lo hubiera dicho habría seguido pintándome las uñas de la forma tradicional”.

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