A dos semanas del macabro hallazgo de restos humanos en las inmediaciones del lugar donde desapareció, la Policía aún trabaja en las hipótesis sobre su muerte
Diego Barria tenía 32 años, era padre de tres hijos, amaba la pesca y las aventuras 4×4. De contextura fornida, morocho y con 1,85 metros de altura, trabajaba en la empresa Vientos del Sur, vinculada a los servicios petroleros. Desapareció en la zona de Rocas Coloradas.
Sus tatuajes fueron la clave para que la familia pudiera reconocer que se tratarían de sus restos, los que estaban entre las vísceras de un tiburón que dos pescadores cazaron.
El fiscal encargado del caso, manifestó que se le tomaron muestras de ADN a los padres de Barria para complementar y confirmar que se trata precisamente de su cuerpo.
No se realizaron nuevos hallazgos en las búsquedas posteriores. En cuanto a la participación de un tercero, ante el confuso episodio donde perdió la vida el hombre, se detalló que desde Criminalística continúan trabajando en la reconstrucción del hecho y que no se descarta por el momento esa hipótesis.
Se encuentran cotejando los elementos encontrados del cuatriciclo y el casco, analizando si hubo algún otro vehículo de mayor porte involucrado en el caso. “El hecho ocurrió de noche y no hubo testigos, siendo un tema delicado”, expresó.