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Aventura

La travesía de argentinos que viajaron a 102 países a bordo de un auto de 1928

Ellos son una familia atípica, que vivieron en más de 1000 hogares. Su aventura la iniciaron en el año 2000: recorrieron museos, anduvieron en camello, en helicóptero y hasta aprendieron a bucear, pero también vivieron intentos de robo, contrajeron malaria y quedaron sin dinero. Ellos son los Zapp.

Candelaria y Hernán son argentinos y ambos decidieron realizar un viaje a principios de 2000 con 29 y 31 años, quienes agarraron sus valijas y su auto Graham-Page de 1928 y partieron rumbo a Alaska en una travesía que al principio solo iba a durar seis meses, pero se terminó extendiendo por 22 años. Este domingo la familia regresó al país y espera pronto poder salir de vuelta hacia el mundo.

“Nunca imaginamos estar tan lejos y por tanto tiempo. Como el viaje iba a durar pocos meses no alquilamos ni la casa y le pedimos a nuestra vecina si nos cuidaba las plantas. Imaginate el tiempo que pasó que se fue a vivir a España, no nos aguantó más”, comenzó riéndose Hernán en entrevista para NA.

Todo este tiempo la familia vivió diversos momentos en las cuáles nunca se esperaron que fueran a suceder. En este viaje conocieron 102 países de los cinco continentes y durante el trascurso de la travesía tuvieron cuatro hijos en distintos destinos: Pampa nació en Estados Unidos, Tehue en Argentina; cuando debieron regresar porque su abuela estaba enferma, Wallaby en Australia y Paloma en Canadá.

“Fue una experiencia muy linda y nunca nos sentimos lejos de casa. La gente nos hizo sentir que el mundo era nuestro verdadero hogar y realmente ¡wo! Que maravilla”, expresó Hernán.

Pero a su vez este viaje está lleno de historias como el de su auto Graham-Page de 1928 que no tenía mucho futuro por avanzar. La familia Zapp señala que el auto fue un abrepuertas y les facilitó la realización de trámites ya que la gente se acercaba a observarlo y apreciar un modelo que ya no se vendía: “La gente no paraba de preguntarnos hacía donde íbamos y donde dormíamos y les decíamos que estábamos buscando lugares y muchos nos ofrecían sus casas porque el auto les daba confianza, hasta una persona nos dijo ‘yo les presto mi casa, total con él no van a poder ir muy lejos’. El auto nos trajo muy lindas historias”, sostiene. La familia vivió en más de 2 mil casas.

¿Cómo se tomaron sus hijos esta gran aventura que surgió a principios del 2000?

Ellos nacieron viajando, era la vida normal. Muchos se deben adaptar para viajar, pero ellos al revés, a hora deben saber lo que es no viajar. Sus experiencias fueron únicas porque recorrieron museos, parques de diversiones, anduvieron en camello, en helicóptero, aprendieron a bucear y miles de aventuras más. Los días nunca eran aburridos y ellos aprendieron que el mundo les pertenece.

¿Cuáles son las anécdotas o historias que más recuerdan?

Las que tenemos siempre son con gente. El primer día de viaje solo hicimos 55 kilómetros porque se aflojaron las ruedas y empezó a hacer ruido y la gente se acercaba o también cuando nos hospedamos en la casa de un hombre en Ecuador que les contaba historias a mis hijos.

Pero, aunque todo parece ser de maravilla, también existen diversos riegos por los que tuvieron que atravesar. En este sentido Candelaria manifiesta que lo más difícil fue cruzar algunas fronteras, las roturas del auto, el quedarse sin dinero, los partos o los intentos de robo.

Otra de las anécdotas que tienen es cuando arribaron a Asia justo cuando predominaba la gripe Aviar y a África cuando estaba el Ébola, allí Hernán contrajo malaria, pero pudo recuperarse. A su vez contaron que pudieron conocer a Leonel Messi y al Papa Francisco y a ambos les entregaron uno de sus tres libros que realizaron.

En la Feria Internacional del Automóvil en Bruselas en 2018 el presidente, al momento de la inauguración, realizó unas palabras hacia la familia: “Los Zapp destruyen todos los miedos, prejuicios, barreras y fronteras que nos imponemos para no ir por un sueño. Cada paso lo dan con fe, con optimismo y con libertad. Son exactamente todo lo que quisiéramos ser: libres, aventureros, familia. Es imposible no enamorarse de ellos, no querer tenerlos, aunque sea un ratito y contagiarnos de esas ganas de vivir la vida”.

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