Su presencia no pasa desapercibida y se ganó un lugar en el corazón de quienes transitan por allí.
Nadie sabe de dónde vino ni cuál fue su historia antes, pero desde hace más de cinco meses “Principal” se transformó en un miembro más de la Escuela de Cadetes “Crio. Inspector (R) Eduardo V. Taret”, ubicada en el kilómetro 2579 de la Ruta Nacional N° 3.
Apareció un día en el predio, sin dueño y sin que nadie la reclamara a través de redes sociales ni medios de comunicación. Desde entonces, se quedó. Hoy saluda a cada persona que ingresa, hace su particular “pase de revista” y recorre la institución moviendo la cola, acompañando la formación de decenas de futuros policías.
Para la can, la escuela ya es su hogar. Los cadetes y el personal la conocen, la alimentan y la cuidan como parte de la rutina diaria. Su presencia no pasa desapercibida y se ganó un lugar en el corazón de quienes transitan por allí.
“Brinda un cariño incondicional. Considero que los perros son guardianes naturales, alertan sobre personas extrañas o ruidos extraños. Ella es fundamental y forma parte de la familia, en este caso, la familia policial”, expresó Paola Olivares, cadete de segundo año.
“Principal” no solo es la mascota de la institución: es compañía, guardiana y símbolo de la unión que se vive en la Escuela de Cadetes.