Gracias al aviso de vecinos y la intervención de la Policía, no pasó a mayores.
El suceso, ocurrió este martes en la calle Los Sauces, en la localidad de Caleta Olivia. De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, a través de fuentes consultadas, todo comenzó, cuando un gran movimiento de personas y la insólita llegada de mobiliario a una vivienda desocupada encendieron las alarmas entre los residentes más próximos. Fue el aviso de un vecino, quien alertó a la persona que cuida la propiedad, lo que precipitó la intervención de las fuerzas de seguridad. Al arribar al lugar, la Policía se encontró con una situación ya consumada: los ocupantes habían logrado ingresar, rompiendo la puerta principal, forzando la reja de acceso y, según se constató, incluso quebrando un alambrado para acceder al interior de la casa. Este método de ingreso contradice la versión inicial de los intrusos, quienes, según se comentó, habrían esgrimido la posesión de una llave para justificar su entrada.
La propiedad en cuestión pertenece a la hermana de un nombre conocido en el barrio, quien en medio de la vorágine se encontraba dialogando por teléfono, visiblemente afectado por la situación, y prefirió no emitir declaraciones ante la prensa en ese momento. La vivienda, que lleva deshabitada alrededor de seis años y sufrió un incendio que la dejó en estado de abandono, mantenía sin embargo sus sistemas de seguridad, con cerraduras tanto en la parte superior como inferior de la puerta y una reja cerrada que fueron violentadas.
Los usurpadores
Dentro de la casa, al momento de la intervención, se encontraban un grupo heterogéneo de personas: un matrimonio, sumando tres o cuatro adultos mayores, y aproximadamente tres niños pequeños. La escena dentro de la vivienda era elocuente: se podían observar una heladera, varias prendas de ropa y numerosos colchones, elementos que confirman la intención de los intrusos de establecerse de manera permanente en el lugar, convirtiendo el acto en una clara usurpación. Esta situación llevó al personal policial a dialogar con ellos, mientras que, de forma paralela, el equipo de Desarrollo Social también se hizo presente, procurando mediar en el conflicto y, presumiblemente, evaluar la situación de vulnerabilidad de los ocupantes.
A pesar de que las personas no habían querido salir de la vivienda, la presencia policial y la intervención social lograron frustrar el intento de consolidación de la usurpación, evitando que la situación escalara a mayores conflictos.